Día Internacional de la Dislexia
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¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI HIJO EN CASA PARA QUE LEA Y ESCRIBA MEJOR?

Este artículo intenta orientar a aquellos padres que quieren ayudar desde sus casas a sus hijos, a quienes les está costando aprender a leer y a escribir, pero no saben cómo hacerlo.

            ¿Qué indicios nos indican que un alumno debe de recibir un entrenamiento más intensivo y personalizado de su lecto-escritura? En tercero de Educación Infantil cuando se muestran incapaces para recordar el nombre de las letras, al menos de la mayoría, o para escribirlas al dictado. En primero de Educación Primaria cuando les cuesta leer y escribir las distintas estructuras de sílabas, incluso las más sencillas, y cuando no consiguen producir una lectura silábica de oraciones o textos. En segundo de Educación Primaria en los casos en los que no son capaces de leer y escribir con bastante exactitud y no mejora la fluidez. Y en cursos sucesivos, cuando esta escasa habilidad para leer y escribir con exactitud y con una fluidez creciente, se prolonga en el tiempo.

            En estos casos se aconseja una intervención temprana y un refuerzo intensivo en casa.  Es muy importante que el alumno adquiera con exactitud y fluidez el principio alfabético. Consiste en automatizar la asociación grafema-fonema para la lectura y fonema-grafema para la escritura. Esto se consigue mostrando al niño las letras de una en una para que diga su sonido (no su nombre) en la lectura. En la escritura se le dice el sonido para que él escriba la letra. Este entrenamiento tiene que ser acumulativo, es decir, empezar por letras sencillas e ir añadiendo sólo una letra nueva a medida que se repasan y dominan las anteriores. En los cursos más básicos, donde las habilidades grafomotoras todavía están poco desarrolladas, es muy útil el uso de letras móviles que descargan el sobreesfuerzo grafomotor que conlleva escribir y permiten ser manipuladas.

            El trabajo con las letras debe de ir seguido del trabajo con las sílabas. En este nivel el objetivo consiste en  leer y escribir las sílabas, primero despacio pero con exactitud y después con rapidez. Hay que respetar un orden en la presentación de los diferentes tipos de sílabas. Siempre se debe empezar por las sílabas directas “consonante + vocal” o “C + V” (por ejemplo, “sa”). Después se puede seguir con las sílabas “consonante + vocal + consonante” o “C + V + C” (por ejemplo, “tor”). Seguidamente, las sílabas inversas “vocal + consonante” o “V + C” (por ejemplo, “in”). Las siguientes sílabas serían los grupos consonánticos “C + C + V” (por ejemplo, “pra”). Unas sílabas aún más complejas serías las de estructura “C + C + V + C” (por ejemplo, “blen”). Por último, quedarían otros tipos de sílabas: “C + V + V” (por ejemplo, “cui”), “C + V + V + C” (por ejemplo, “cuen”), “C + C + V + C + C” (por ejemplo, “trans”)…

            ¿Cómo se trabaja con las sílabas? Se van presentando al niño las sílabas correspondientes a la estructura que se esté reforzando, de una en una y de forma acumulativa. Para su lectura, la sílaba se puede mostrar escrita en una tarjeta, en la pantalla del ordenador o formada con letras móviles. Si se quiere entrenar la escritura, se dicta para que el niño la escriba en el papel, en una bandeja con harina para escribir con el dedo o para componerla utilizando letras móviles. Una vez que las lee o escribe bien cuando se le ofrecen de una en una, es el momento de presentárselas en una lista con cantidad creciente.

            Si el nivel lector del niño lo permite, junto al trabajo con las sílabas se debe de ir introduciendo la lectura de palabras o pequeños textos, al menos de forma conjunta con el adulto. De esta manera, se va familiarizando con las palabras para irlas reconociendo poco a poco por ruta léxica.

            ¿Se puede hacer algo más? Además de la lectura y escritura progresiva de letras, sílabas, palabras, oraciones y textos, al menos en los primeros cursos es muy recomendable el desarrollo de la conciencia fonológica. Esto se trabaja a través de juegos mentales donde el niño no ve ni escribe la palabra, sólo se la imagina y responde oralmente. Sin ánimo de ser exhaustivo, se ofrecen algunas ideas. A nivel de palabra, se le dice una oración para que la segmente en las palabras que la integran (ejemplo: se le dice /el perro duerme/ y el niño debe responder diciendo cada una de sus palabras a la vez que da una palmada /el/ + palmada, /perro/ + palmada, /duerme/ + palmada). A nivel de sílaba, se le indica una palabra para que identifique alguna de sus sílabas, la omita, la añada o la sustituya (ejemplo de omisión: se le dice que quite la sílaba /ro/ en la palabra /farola/ y nombre lo que queda; el niño debe responder que queda /fala/). A nivel de fonema, se le dice que deletree una palabra, identifique, omita, añada o sustituya uno de sus fonemas (por ejemplo: la orden consiste en deletrear la palabra /blanco/; se espera que el niño responda /b/ /l/ /a/ /n/ /c/ /o/; un ejemplo de tarea de adición consistiría en pedirle que añada el fonema /n/ al final de la palabra /pisa/; el niño debería responder /pisan/).

            Por último, simplemente recordar que el dominio de la lectura y de la escritura es un aprendizaje fundamental en la Educación Primaria y que, como cualquier otra habilidad que se quiera entrenar, requiere práctica diaria.

 

Luis Miguel Mulas Tavera

(Orientador Escolar del colegio Santísima Trinidad de Salamanca)

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