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#COMPARTEhuerto La naturaleza es un regalo.

Un huerto para concienciar sobre el respeto al medioambiente

Un huerto, el reciclado de envases o el conocimiento de la flora y fauna del entorno ayudan a transmitir a alumnos el respeto por el medioambiente. Nuestros alumnos viven inmersos en un proceso de cambio constante y rápido, rodeados de nuevas tecnologías e ignorando los cambios que suceden en la naturaleza que les rodea con un respeto al medioambiente

Por ello, como docentes y en la familia debemos hacerles ver que son nuestras prácticas, muchas veces destructivas, las que llevan a que este paisaje vaya modificándose.

Estamos viendo ante la crisis sanitaria que estamos sufriendo cómo nuestro planeta pide ayuda.

En la Encíclica “Laudato Si” el Papa Francisco hace una llamada al desafío urgente de proteger nuestra Casa Común, en la que incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en busca de un desarrollo sostenible e integral, invitándonos a una conversión ecológica. El planteamiento es que todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades, llevándonos, forzosamente, a un planteamiento social del problema.

En este contexto, en el Colegio nos unimos a este plan “Cuida tu casa, que es la Casa Común” que tiene como objetivo principal sensibilizar a los alumnos/as para que cuiden el entorno en el que viven y que compartimos todos para que vayan desarrollando poco a poco su vocación de ser protectores del entorno y de la obra de Dios mientras siguen mejorando el compromiso ambiental mediante una correcta disposición de los residuos sólidos para reducir su impacto y promover su reciclaje mediante un pequeño sistema de gestión medioambiental.

Concebimos LA NATURALEZA como el conjunto de LA CREACIÓN

Los que creemos en un Dios creador consideramos que la naturaleza consiste en todo lo creado. Es decir, reconocemos que la acción de Dios es el origen de todo cuanto existe. Él es el creador del universo. Para nosotros, el mundo es expresión de la voluntad de Dios; existe porque Él lo quiso. No es fruto del caos o de la casualidad, sino del amor de Dios (cf. LS 76-77).

La naturaleza nos habla de Dios continuamente. Lo podemos reconocer y ex- perimentar en el universo creado. Quizá algunos hemos experimentado a Dios sin- tiéndolo a nuestro lado después de la ascensión a una montaña, o al contemplar el paisaje en un atardecer, o en una noche estrellada. Al creyente, todo le habla de Dios; y, admirando la belleza de la creación, alaba al Dios creador (cf. LS 84-85).

criatura un valor en sí misma. Cada ser es valioso porque cada uno ha sido querido por Dios. En eso radica el valor de cada criatura, y no en su utilidad para el ser humano. Cualquier existencia, cualquier vida, por efímera que sea o por inútil que pueda pare- cernos, tiene un valor en sí misma, porque Dios la ha querido (cf. LS 69).

Francisco nos recuerda que esta no es la interpretación correcta de la Biblia. El relato bíblico nos invita a «labrar y cuidar el jardín del mundo (cf. Gn 2, 15). Labrar significa ‘cultivar, arar o trabajar’; y cuidar significa ‘proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar’. Esto implica una relación de reciprocidad entre el ser humano y la naturaleza» (LS 67).

Es decir, podemos usar la naturaleza para nuestra supervivencia, pero no podemos explotarla sin límites. Tenemos la obligación de protegerla y garantizar su continuidad, de modo que pueda ser fértil para las generaciones que nos sucederán. «Tenemos la obligación de hacer un uso responsable de los bienes de la Tierra, y a la vez debemos reconocer que los demás seres vivos tienen un valor en sí mismos ante Dios» (LS 69).

Desde @coletrinitarias ,  cuidamos la casa común, apostamos por acercar la naturaleza a los alumnos, el uso pedagógico del huerto y los espacios alternativos al aula, siempre dejando lugar a la creatividad, el juego y el instinto de los más pequeños.

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